Descubre la fascinante mitología vasca
Conozcamos a los personajes Mitológicos del País Vasco
¿Estás lista/o para embarcarte en un emocionante viaje por la misteriosa y fascinante mitología vasca? ¡Prepárense para adentrarse en un mundo lleno de seres extraordinarios, historias cautivadoras y misterios por descubrir!
En esta página web, nos sumergiremos en el rico folclore del País Vasco, explorando a algunos de sus personajes más icónicos y sus fascinantes leyendas. Desde la poderosa Mari hasta el travieso Galtzagorria, ¡cada ser mitológico tiene su propia historia que contar!
Contenido
Mari, la Reina de las Cuevas y los Montes
Mari es considerada la Diosa Madre, protectora de la Tierra y la Naturaleza.
Ella es la poderosa guardiana de la tierra y los cielos, la que domina las fuerzas de la naturaleza y los misterios del mundo subterráneo. Entre sus divinos deberes está el castigar a aquellos que se entregan a la mentira, al robo y a la arrogancia. De su mano provienen las riquezas de la tierra y el fluir de los manantiales cristalinos.
Con los mortales, su comportamiento es tan impredecible como los elementos que gobierna. A veces se muestra como una reina despiadada, y otras, como una seductora encantadora, envuelta en la apariencia de una mujer humilde y laboriosa. Pero en cada acto, su propósito es claro: impartir justicia.
Basajaun, el Señor del Bosque
Representado como un hombre salvaje de gran estatura, cubierto de pelo y con cuernos en la cabeza, Basajaun es el protector de los animales y los árboles. Se cree que enseñó a los humanos el arte de la agricultura y la medicina a cambio de respeto por la naturaleza.
En lugar de manifestar hostilidad, se erigía como un guardián de los rebaños de ovejas, y estos revelaban su proximidad mediante un armonioso tintineo de campanillas. Ante la aproximación de una tormenta o la presencia de lobos, lanzaba sus gritos y silbidos desde las cumbres, advirtiendo así a los pastores. Como muestra de gratitud, Basajaun aceptaba como tributo un pedazo de pan, el cual recogía sigilosamente mientras los pastores descansaban en sus sueños.
Ortzi, el Señor del Cielo
Vinculado con la majestuosidad de Júpiter y la fuerza del Thor nórdico, Ortzi (o Urtzi) emerge como una de las figuras mitológicas más destacadas del Pais Vasco. Es la deidad celestial, cuyo nombre resuena con los relámpagos, los truenos y la furia de los elementos: el granizo, la lluvia y las tomentas.
A él se le atribuye la creación de dos días de la semana, el jueves y el viernes, y aunque su presencia en la cultura vasca precede a los tiempos de los somanos, su aparición es posterior a la de Mari, lo que ha limitado su protagonismo en las leyendas. Sin embargo, su morada en los cielos de nuestra mitología le otorga un papel único y supremo. Se le veneraba como la luminaria celestial, el guardián que velaba por la Tierra y la protegía de toda amenaza que acechara desde lo alto.
Lamiak, las Ninfas Acuáticas
Habitaban en grutas ocultas, charcas y corrientes de agua envueltas en un manto de misterio y encanto. Se dice que su poder era tan antiguo como las estrellas, y algunos incluso las consideraban deidades a las que rendir tributo con sacrificios. Pero también se habla de cómo objetos y amuletos podían dominar su esencia.
Los mortales, cautivados por su belleza, caen bajo su hechizo. Ofrecían su ayuda a los agricultores, aceptando la comida que dejaban a sus puertas en la oscuridad de la noche. Sin embargo, no todo era luz en su mundo; a veces, secuestraban a los hombres, y aquellos que se negaban a asistirlas sufrían su ira.
Hilaban, construían dólmenes, puentes, casas, castillos e iglesias, y lavaban las ropas bajo el manto de la noche.
Tartalo, el Gigante de un Solo Ojo
En las brumas de la antigüedad, entre los picos más altos y los valles más profundos, mora Tartalo, un ser de estatura colosal y fuerza titánica. Su pasatiempo predilecto es lanzar enormes rocas de una montaña a otra, una actividad que según cuentan las leyendas, dio origen a varias estructuras que aún se alzan en nuestros días.
A diferencia de otros gigantes benevolentes, Tartalo es una criatura de oscuridad, con instintos salvajes y una ferocidad sin igual.
Se alimenta de ovejas, niños e incluso de adultos, en sus momentos más oscuros. Pero lo más temible de todo es su anillo mágico, una herramienta que le otorga control sobre sus presas, revelando así el paradero de su víctima indefensa.
Sugaar, el Señor de las Tormentas
Este ser es el encargado de desencadenar tormentas y tempestades sobre la tierra. A menudo, se le representa como una serpiente o un dragón, deslizándose entre las nubes y trayendo consigo la fuerza de la naturaleza en todo su esplendor.
Este ser, conocido como Sugar, Sugaar o Herensuge, se cree que se unió al panteón mitológico vasco muchos siglos después de la llegada de Mari, posiblemente cuando los vikingos se establecieron en Hondarribia. Según la leyenda, se dice que nació de la unión entre un ser y una princesa escocesa que escapó a Mundaka. Los habitantes de la región creían que Sugar auguraba tormentas y se decía que se alimentaba de ganado y de personas. Oficialmente, se dice que reside en Agamunda y Atarreta, lugares imbuidos de misterio y poderes antiguos.
Akerbeltz, el Macho Cabrío Negro
Akerbeltz, una deidad reverenciada por las brujas y temida por los cristianos, personifica la energía oscura y mágica. Inmortalizado por Goya en su icónica pintura “El akelarre”, se manifiesta como un macho cabrío negro. A diferencia de la visión cristiana, en Euskadi, Akerbeltz no representa a Satanás o Belcebú, sino que es visto como un espíritu habitante de las profundidades de la tierra, protector de los animales y las moradas.
En las tradiciones locales, era común encontrar cabras negras en las granjas, consideradas como guardianes del ganado bajo la influencia de Akerbeltz. Este misterioso ser también presidía las ceremonias temidas por la Inquisición, conocidas como las misas negras, a las que acudían las brujas en busca de poder y conocimiento oculto.
Eki/Ekhi, la Personificación del Sol
Representado como un joven radiante con una corona de oro, Eki o Ekhi es el responsable de traer la luz y el calor a la tierra. Su presencia es vital para la agricultura y el bienestar de todos los seres vivos. En su honor, se celebran festivales llenos de alegría y gratitud.
En sus manos descansan los destinos de las cosechas. Poseedor de una influencia norme sobre los espíritus buenos y malignos, su presencia hace que los genios y los espíritus oscuros se retiren a las profundidades de la tierra, temerosos de la radiante luz del sol que les arrebata sus poderes.
Es una costumbre ancestral, arraigada en la tradición, colocar un Eguzkilore (la flor del sol) en la entrada de los hogares, como un escudo mágico para repeler a los espíritus malignos.
Galtzagorriak, los Duendes Traviesos
Estos traviesos duendes son conocidos por su amor por las travesuras y sus trucos ingeniosos. Se dice que viven en los bosques y las colinas, escondiéndose entre las sombras y riendo a carcajadas mientras juegan sus bromas a los desprevenidos.
Estos seres diminutos moran junto a Olentzero, el misterioso portador de regalos. Estos traviesos seres, ataviados con pantalones rojos, se esconden en los alfilereros, esperando ansiosamente por nuevas encomiendas.
A menudo, su deseo de ayudar puede tornarse incesante para sus dueños humanos, pues giran alrededor de ellos preguntando con voces enérgicas: “¿Y ahora qué? ¿Y ahora qué?”. Aunque su inquietud puede ser abrumadora, su lealtad y entrega son dignas de admiración.extraordinarias sean.
¡Y así concluye nuestro apasionante viaje por el mundo de la mitología vasca! Desde las profundidades de las cuevas hasta las cimas de las montañas, hemos explorado un universo lleno de personajes legendarios, cada uno con su propia historia y misterio. ¿Quién podría olvidar a Mari, la reina de las cuevas, o
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