La festividad de Santa Águeda es una de las celebraciones más entrañables y tradicionales del calendario vasco. Cada 4 de febrero, víspera del día de Santa Águeda, miles de personas salen a las calles de Euskadi ataviadas con trajes tradicionales, golpeando el suelo con makilas (bastones) y entonando coplas populares que resuenan en pueblos y ciudades.
Esta tradición, aunque tiene raíces religiosas, se ha convertido en una expresión cultural profundamente arraigada en el imaginario colectivo vasco. Es un día donde la música, el canto y la comunidad se unen para rendir homenaje a una santa mártir y, a la vez, celebrar la identidad vasca.
En este artículo exploraremos el origen de Santa Agueda, cómo se celebra en cada una de las capitales vascas —Bilbao, Donostia, Vitoria-Gasteiz y Pamplona— y cuál es el significado profundo de esta fiesta. También veremos su evolución a lo largo del tiempo y de cómo se vive hoy en día, tanto en entornos rurales como urbanos.
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¿Quién fue Santa Águeda?
Santa Águeda de Catania fue una mártir cristiana del siglo III nacida en Sicilia. Según la tradición, fue perseguida por su fe cristiana, torturada y finalmente asesinada por negarse a renunciar a su religión. Una de las torturas más crueles que sufrió fue el corte de sus pechos, por lo que se le considera patrona de las mujeres y protectora contra enfermedades relacionadas con el pecho.
En el cristianismo, Santa Águeda representa la firmeza, la resistencia frente a la opresión y la pureza de fe. Su historia, aunque de origen lejano, fue adoptada con fuerza en la cultura vasca, convirtiéndose en una figura simbólica dentro del calendario litúrgico y festivo del País Vasco.
Origen de la celebración en Euskadi
Aunque el culto a Santa Águeda se extendió por toda Europa, en el caso del País Vasco tomó un carácter muy peculiar. El rito vasco de Santa Agueda no se limita a ceremonias religiosas, sino que se manifiesta a través del canto coral en euskera y el uso de bastones para marcar el ritmo en el suelo. Esta forma de celebración se remonta, según algunos estudios, a antiguas tradiciones precristianas de invocación de la fertilidad de la tierra.
En la víspera del 5 de febrero, los grupos de vecinos y coros recorren las calles con makilas de madera, cantando versos en honor a Santa Agueda y otras coplas populares. En algunos lugares, las canciones van acompañadas por solicitudes de donativos, especialmente en zonas rurales, donde los coros cantaban en cada caserío.
Principales Celebraciones en el País Vasco
Santa Agueda en Álava: Vitoria-Gasteiz
Vitoria-Gasteiz es uno de los epicentros de la celebración de Santa Agueda en Euskadi. La ciudad se llena de coros formados por escolares, asociaciones culturales, coros populares y grupos de vecinos.
La víspera, el 4 de febrero, los coros recorren el Casco Viejo, las calles del Ensanche y los barrios más nuevos. Muchos colegios participan con sus alumnos, que ensayan durante semanas las coplas tradicionales. Es habitual ver al alumnado ataviado con trajes típicos vascos, makilas en mano, y acompañados por profesorado y familias.
En Vitoria, esta tradición tiene un fuerte componente educativo y comunitario. Además, muchos coros recaudan dinero para fines solidarios, lo que convierte la celebración en una mezcla de cultura, historia y compromiso social.
Santa Agueda en Bizkaia: Bilbao
En Bilbao, la celebración de Santa Agueda también tiene una gran acogida. Los barrios bilbaínos se llenan de coros organizados por ikastolas, asociaciones de vecinos, corales e incluso cuadrillas de amigos.
Uno de los momentos más simbólicos es la actuación de los coros en el Casco Viejo y en la Plaza Nueva, donde decenas de personas se congregan para escuchar las coplas. El sonido de las makilas retumba entre las calles de piedra del centro histórico, y se genera una atmósfera muy especial.
Además, muchos coros bilbaínos participan también en residencias de mayores y hospitales, llevando la música a lugares donde el espíritu de Santa Agueda cobra aún más sentido.
En barrios como Santutxu, Deusto o Rekalde, los grupos recorren comercios y portales, recogiendo donativos que después se destinan a actividades culturales o solidarias del barrio.
Santa Agueda en Gipuzkoa: Donostia-San Sebastián
Donostia es una de las ciudades donde la celebración de Santa Agueda tiene mayor eco, tanto en número de participantes como en el nivel organizativo. Es habitual ver más de 100 coros diferentes recorriendo la ciudad el 4 de febrero.
Los donostiarras participan activamente en esta tradición, que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento y de muchas entidades culturales. En barrios como Gros, Amara o el Antiguo, se forman cuadrillas que ensayan semanas antes para ofrecer un repertorio cuidado, muchas veces acompañados por instrumentos tradicionales como el txistu.
Además, en Donostia se celebra una misa especial en honor a Santa Águeda en varias parroquias, lo que conecta la dimensión cultural con la religiosa.
Cabe destacar que en muchas localidades de Gipuzkoa —como Tolosa, Bergara o Azpeitia— la celebración de Santa Agueda es incluso más intensa que en la capital, con grandes coros, desfiles populares y competiciones de canto.
Santa Agueda en Navarra: Pamplona-Iruña
Aunque Navarra no forma parte oficialmente de la comunidad autónoma vasca, comparte muchas tradiciones culturales, entre ellas la de Santa Agueda.
En Pamplona-Iruña, la celebración es especialmente destacada en barrios como la Txantrea o San Jorge, donde ikastolas y asociaciones culturales vascas organizan coros para mantener viva esta tradición.
Las canciones se cantan principalmente en euskera, y los recorridos incluyen tanto calles como centros sociales. Al igual que en otras ciudades, los bastones marcan el ritmo mientras se entonan versos antiguos y nuevos.
Además, en muchos pueblos navarros como Altsasu, Bera o Lesaka, la fiesta de Santa Agueda se celebra con una autenticidad impresionante. En estas localidades, los coros se organizan de forma espontánea, manteniendo la esencia rural de la tradición.
Santa Agueda en el mundo rural
Fuera de las capitales, la festividad de Santa Agueda toma una dimensión aún más comunitaria. En pueblos pequeños de Bizkaia, Álava, Gipuzkoa y Navarra, la tradición conserva una pureza especial.
Los coros suelen formarse por vecinos del mismo barrio, que recorren las casas del entorno, recogiendo comida o dinero. Muchas veces, el canto se intercambia por una merienda, dulces caseros o una copa de vino compartida. Es una de esas tradiciones que fortalecen el tejido social de los pueblos y mantienen vivos los lazos vecinales.
En algunas zonas, como en el Goierri guipuzcoano o en la Llanada alavesa, los niños siguen siendo protagonistas, acompañados por padres, profesores o monitores. El carácter pedagógico y emocional de esta tradición es muy valorado.
La importancia del canto y la makila
El elemento central de la celebración es el canto de las coplas de Santa Agueda. La estructura rítmica es constante, y el sonido de las makilas golpeando el suelo crea una base percusiva que acompaña las voces del coro.
Este ritual tiene un carácter simbólico muy fuerte. Golpear la tierra se relaciona con el despertar de la naturaleza tras el invierno, un gesto casi mágico de fertilidad y renovación. De hecho, en la cultura vasca tradicional, se creía que estos golpes ayudaban a “despertar” a la tierra dormida.
Coplas populares de Santa Agueda
Uno de los elementos más reconocibles de esta fiesta son las coplas. Aunque existen muchas variantes, hay algunas letras que se repiten por todo Euskadi. Aquí algunos ejemplos:
Verso tradicional en euskera:
«Santa Ageda bezpera da,
Euskal Herriko eguna,
etxez etxe kanta dezagun,
kopla zahar eta berria.»
Traducción:
«Es la víspera de Santa Águeda,
día del País Vasco,
cantemos de casa en casa
coplas viejas y nuevas.»
Evolución de la tradición
Aunque la raíz de esta festividad es muy antigua, la forma de celebrarla ha cambiado con el tiempo. Si bien en el pasado eran los coros de adultos los principales protagonistas, hoy en día las ikastolas y escuelas han tomado un papel fundamental en la transmisión de esta costumbre.
También ha aumentado la conciencia sobre el valor simbólico de esta tradición como vehículo para fomentar el uso del euskera, la cohesión social y la memoria histórica. Muchas instituciones apoyan los coros, y algunos municipios incluso organizan concursos de coplas.
A su vez, gracias a las redes sociales y los medios digitales, muchas de estas actuaciones se graban, comparten y se convierten en parte del archivo cultural de Euskadi.
La celebración de Santa Agueda en Euskadi no es solo una fiesta religiosa o folklórica: es un espejo de la identidad vasca, un canto colectivo a la memoria, la resistencia y la comunidad. Desde las calles adoquinadas de Donostia hasta los pueblos más recónditos de Álava, miles de voces se alzan cada año para mantener viva una tradición que conecta el pasado con el presente.
Ya sea por su ritmo hipnótico, por la belleza de sus coplas o por el gesto de recorrer el barrio con amigos y familia, Santa Agueda es una de esas celebraciones que dejan huella, tanto en quienes participan como en quienes escuchan.